28 de noviembre de 2010

Nuestro segundo cerebro

Tenemos dos cerebros: uno en la cabeza y otro oculto en nuestras entrañas. Los neurólogos han hallado que este último también es capaz de recordar, ponerse nervioso y dominar a su colega más noble.

  Hace 4.500 años, los eruditos egipcios situaban en la parte más prosaica de nuestro organismo, con sus intestinos inquietos y pestilentes, la sede de nuestras emociones. En el Papiro Smith, por ejemplo, ya puede leerse que el estómago constituye la desembocadura del corazón, el órgano “donde se localizan el pensamiento y el sentimiento”. De este modo, cualquier manifestación o alteración en la mente cardiaca se refleja indefectiblemente en el aparato digestivo. En el Papiro Ebers (1550 a. deC.) se describe sin tapujos esta relación anatómica y funcional: “Tratamiento de una gastropatía. Si examinas a un hombre con una obstrucción en el estómago, su corazón está atemorizado, y en cuanto come algo, la ingestión –de alimentos– se hace dificultosa y es muy lenta”.

  Durante siglos, los galenos prestaron más atención a nuestro vientre que al cerebro, órgano al que tradicionalmente se le otorgó el cometido menor de ventilar la sangre. En todas las culturas antiguas y modernas se ha tenido la conciencia, al menos popular, de que nuestras tripas son capaces de experimentar emociones. Al recibir una buena noticia, un cosquilleo placentero invade la barriga, como si en su interior revolotearan miles de mariposas. Por el contrario, las situaciones de tensión, miedo o aflicción hacen que el estómago se encoja y sintamos como si un roedor escarbase en nuestras entrañas. La repulsión hacia algo o alguien puede llegar a producir náuseas e incluso provocar el vómito.

  Este mar de sensaciones estomacales empieza ahora a encontrar una explicación dentro de los límites de la ciencia. Fruto de décadas de trabajo, los científicos están en condición de afirmar que, por inaudito que pueda parecer, en el tracto gastrointestinal se aloja un segundo cerebro muy similar al que tenemos en la cabeza.

  Efectivamente, el tubo digestivo está literalmente tapizado por más de 100 millones de células nerviosas, casi exactamente igual que la cifra existente en toda la médula espinal, estructura que junto al encéfalo –cerebro, cerebelo y tronco encefálico– forma el denominado sistema nervioso central (SNC). Desde el punto de vista estructural, los neurólogos dividían el sistema nervioso en dos componentes: el central y el periférico (SNP). Este último incluye las neuronas sensitivas, que conectan el SNC con los receptores sensitivos; y las neuronas motoras, que ponen en comunicación el sistema central con los músculos y las glándulas.


Una pareja de sesos:

ImagenImagen 
En esta mujer de cristal que se exhibe en el Museo Alemán de la Higiene, en Dresde, se aprecia el parecido visual entre nuestros dos cerebros, el que habita en la cabeza y el intestinal. En realidad se trata de una metáfora de las similitudes existentes a nivel bioquímico y celular.  

27 de noviembre de 2010

Errores inconscientes

Sin darnos cuenta, a veces hacemos las cosas de una manera autómata, fría y sistematizada. Son procesos o estrategias aprendidas a lo largo de la vida y que creemos que son las que dan mejor resultado para favorecer nuestra existencia y todos los retos que ésta conlleva. Sin embargo, estas estrategias no deberían ser inamovibles, sino estáticas y adaptables a cada situación, pues la conducta que en un ambiente resulta favorable, es muy probable que en otro resulte fatal.
Un ejemplo relacionado con el tema que voy a tratar brevemente en este post es el siguiente: si una persona es muy impulsiva mostrará menos ansiedad por cometer errores y se hará un lugar hacia el éxito rápido. Pero, por el contrario, estas personas tienen bajos estándares de rendimiento y menor motivación por tareas que implican aprender. En pocas palabras, se resume en que todo tiene su cara y su cruz.

  Repiten una y otra vez los neurólogos y otros científicos que nuestro cerebro presenta gran plasticidad, es decir, capacidad para cambiar y evolucionar a partir de lo que vamos aprendiendo. Pero, por experiencia personal, me doy cuenta de que quizás lo más difícil no sea cambiar una conducta que ya hemos identificado como errónea o poco adaptativa, sino que lo más costoso es darse cuenta de que realmente lo es y determinar hasta qué punto. Tendemos a pensar que lo que hacemos es siempre lo mejor y a veces necesitamos a otras personas para que nos den un toque de atención. La gente de nuestro alrededor lo ve de manera más objetiva y es probable que, en muchos casos, nuestras acciones recaigan directa o indirectamente sobre ellos y éstos puedan sentirse ofendidos o molestos.

  Por eso es importante reflexionar sobre las correcciones que nos plantean los demás y revisar si realmente se corresponden con la realidad. En caso afirmativo, creo que sería una buena idea indagar si esa conducta errónea fue una mera cuestión de azar sin más relevancia (todos cometemos errores) o llevaba implícito otas cosas y cuáles podrían ser los posibles factores influyentes (hipotetizar). Esto último es algo que resulta difícil hasta a los propios psicólogos a la hora de evaluar un caso, ya que vivimos en un mundo multifactorial y nuestra sociedad es lo suficientemente compleja como para pensar que una conducta se debe única y exclusivamente a un factor en concreto. Todo esto en cuanto a nuestro propio bienestar.

  En cuanto al bienestar de los demás, es importante saber pedir disculpas en el momento apropiado y hacerlo de corazón; y pienso que para que sea totalmente verdadero es necesario haber reflexionado, aunque sea un poco, sobre ello (tal y como acabo de comentar en el párrafo anterior). Y a partir de ese momento, con todas las cosas que hemos aprendido en este espacio para meditar, debemos empezar a tomar conciencia de nuestros errores justo antes de cometerlos y así poder evitarlos en vez de volver a hacer de nuevo lo mismo.

  Y así sucesivamente con los nuevos conflictos que vayan surgiendo, pues qué es la vida sino un perfeccionamiento infinito…


PD: ¿Se ha notado mucho que yo tendría un estilo cognitivo de reflexividad en vez de impulsividad como he puesto de ejemplo al principio? Aquí tenemos la prueba de que hay cosas para las que uno solo necesita echar mano de su psicólogo natural en vez de estudiar la carrera, jajaja.

14 de noviembre de 2010

Es posible cambiar

¿Se puede modificar el temperamento de las personas?

Existen tres rasgos (o factores de la personalidad) que caracterizan a los individuos. Éstos son los rasgos intelectuales, los temperamentales y los motivacionales que tienen una base genética y ambiental, pero creo que es importante diferenciar cuáles son mayormente ambientales y cuáles genéticos.

Entre los rasgos intelectuales podemos diferenciar, según el modelo de Raymond B. Cattell, entre una inteligencia biológica que heredamos (Gf) y otra más cultural (Gc). Mientras, el CI es simplemente un indicador de la inteligencia general y hasta 25 puntos del CI son modificables por el ambiente, un dato nada desdeñable.

Los rasgos temperamentales tienen un carácter innato, son heredados y poseen fuerte estabilidad temporal. Estos rasgos son el neuroticismo (N), extraversión (E) y psicoticismo (P). Sin embargo, es muy importante tener en cuenta que los genes no limitan, sino que extraen información del ambiente y esto hace que los rasgos temperamentales puedan ser acentuados o atenuados según el caso. Una metáfora muy clara es la comparación del genoma con una receta para “cocinar una mente”: los ingredientes están en el contexto y los que elijamos dependen de nuestra preferencia. Y tampoco debemos pensar que el ambiente es más maleable que la herencia porque el ambiente no actúa después y la herencia antes del nacimiento.

Por último, los rasgos motivacionales están relacionados con nuestros gustos e intereses personales, nuestras actitudes y nuestros valores y en este factor de la personalidad es más determinante la influencia cultural que en los rasgos temperamentales.

Así que aunque ciertos rasgos vengan en parte predeterminados genéticamente no quiere decir que no puedan estar sujetos a cambios. Además, otra cosa que no debemos olvidar es que individuos con diferente genotipo* pueden tener el mismo fenotipo** y viceversa, por lo que resulta imposible deducir la constitución genética a partir del fenotipo.

La ontogenia de los individuos ha pasado históricamente por varias etapas:
- Preformacionismo: Se creía que en el esperma había un homúnculo (especie de hombrecillo pequeño) que crecía. Después se pasa a la idea de que los genes contienen todo el plan de desarrollo del individuo, es decir, todo está escrito en los genes y el ambiente solo proporciona los medios.
-Teorías epigenéticas: Atribuyen un papel importante en el desarrollo a factores no genéticos. Esto se interpreta como que los genes limitan la capacidad. Más tarde, se interpreta como que los genes simplemente determinan tendencias.
Sin embargo, hoy por hoy un gen NO tiene una relación clara con el fenotipo y es algo que los genetistas continúan investigando.


* El genotipo es el conjunto de genes que contiene un organismo heredado de sus progenitores. En organismos diploides (como es el caso de los humanos), la mitad de los genes se heredan del padre y la otra mitad de la madre.

** El fenotipo es la manifestación externa del genotipo y es el resultado de la interacción entre el genotipo y el ambiente. Éste ambiente de un gen lo constituyen otros genes, el citoplasma celular y el medio externo donde se desarrolla el individuo.



Berto nos demuestra que él también puede cambiar.

Hijos diferentes, necesidades diferentes

¿Debemos promover cuidados basados en las características de los bebés o tratar de enseñarles desde fuera un conjunto de reglas y disciplinas?

Pienso que se trata de una pregunta que simplemente necesita matización, pues no creo que ambas opciones sean excluyentes. Los padres, sin ni siquiera darse cuenta, enseñan un conjunto de reglas y disciplinas que ellos creen las adecuadas, pero siempre se basan en las características del bebé y adaptan sus normas dependiendo de los resultados que obtengan y de los comportamientos que tenga la criatura.

Por ejemplo: unos padres acaban de tener mellizos y piensan que lo ideal es adaptarse a sus características y ser, en gran medida, permisivos sin ejercer demasiada presión a la hora de darle la comida, tal y como vieron en el siguiente video:
Con una de las criaturas no tienen ningún problema porque han visto que si le dejan que él tome las riendas, poco a poco él come de todo y de manera saludable. Sin embargo, con su segundo hermano no ocurre lo mismo, sino que se niega a comer papilla y verduras y sólo acepta chucherías y alimentos no considerados apropiados para su crecimiento. Es entonces cuando los padres se ven obligados a ser menos permisivos con este último que con el primero ya que muchas veces tendrán más “peleillas” a la hora de darle de comer que con el primero al cual sí le funciona esa estrategia. Y lo mismo pasa cuando ya son mayores. Puede que uno sea obediente si se razonan con él las normas y con el otro sea una misión imposible y los padres acaben usando el “porque yo lo digo”.

Por lo tanto, es probable que los padres no sean conscientes (o simplemente no quieran admitirlo) de que las normas que dan a sus hijos no son las mismas y no actúan de la misma manera con unos y con otros porque simplemente a lo que a uno le viene bien, a otro puede venirle fatal. Por eso es necesario establecer normas y disciplinas que sean efectivas y éstas lo serán si se tiene conocimiento del propio hijo.

11 de noviembre de 2010

La Psicología Española Exige Su Reconocimiento Sanitario

Antes de la promulgación de la Ley 44/2003 de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS), ninguna norma definía qué profesiones eran sanitarias y cuáles no. Cuando se aprobó esta Ley, a finales del 2003, la comunidad académica y profesional de la Psicología en España se vio sorprendida por la exclusión de la Licenciatura en Psicología, ya que los psicólogos, hasta ese momento, ejercían actividades reconocidas como sanitarias tanto por las Administraciones públicas como por la Justicia.

La exclusión de la Psicología de la LOPS es un caso clarísimo de arbitrariedad legal realizada:
  • A espaldas de la realidad, obviando los intereses generales y para plegarse a otros difíciles de justificar.
  • A espaldas de la profesión y de los miles de profesionales de la Psicología que llevan décadas atendiendo la salud psicológica de sus pacientes.
  • A espaldas de la Universidad con más de una treintena de Facultades de Psicología con planes de estudios con contenidos inequívocamente sanitarios, e incluidos en el ámbito de Ciencias de la Salud; y de los más de cuarenta mil estudiantes de Psicología cuya inmensa mayoría quieren desarrollar su profesión en el ámbito sanitario.
  • A espaldas de la propia Administración, que ante cualquier situación que amenace la salud mental de los ciudadanos: atentados terroristas, desastres, situaciones de malos tratos, etc. se apresura a poner en marcha programas de atención psicológica.
  • Pero sobre todo a espaldas de la sociedad, que ante la creciente incidencia de trastornos mentales ha incrementado exponencialmente la demanda de servicios psicológicos para mejorar su salud; como demuestra el hecho de que todas las principales empresas de seguros sanitarios privados hayan incluido entre sus prestaciones el tratamiento psicológico.Esta realidad es reconocida por los ciudadanos que en las encuestas realizadas consideran a los psicólogos profesionales sanitarios. Realidad evidente para todos… menos para los responsables del Gobierno.

A pesar de las promesas electorales del PSOE, en un primer momento cuando llegó al poder en 2004 negó la existencia de un problema que deja en una situación de inseguridad jurídica a la mayoría de la Psicología. La movilización de todos los colectivos de la Psicología y las propias contradicciones que producía esta absurda legislación, convencieron al Ministerio de Sanidad para encontrar una salida. Pero en lugar de optar por la más simple y lógica: el reconocimiento de los estudios de Psicología como profesión sanitaria, prefirió aprobar medidas que o bien se han demostrado erradas o se han dilatado sin justificación ninguna.

En primer lugar, -en contra de todos los informes jurídicos- pretendieron reconocer las consultas de Psicología como centros sanitarios mediante una mera Orden Ministerial. Solución absurda tanto jurídicamente, ya que -como se ha encargado de recordar recientemente el Tribunal Supremo- una Orden Ministerial no puede modificar lo que se establece en una Ley como la LOPS, como desde el punto de vista simplemente lógico: resulta absurdo pensar que un profesional considerado como no sanitario pudiera regentar un centro sanitario. Cuando en el 2006 se hizo evidente la inviabilidad e inutilidad de esta iniciativa, el Gobierno propuso crear un nuevo Máster Oficial en Psicología de la Salud con reconocimiento legal de profesión sanitaria, que obtuvo también el apoyo de todos los grupos parlamentarios. Aunque ésta no era la solución ideal, nuestra vocación de compromiso público y de servicio a los ciudadanos nos llevó a aceptarla, con el fin de solucionar definitivamente el encaje legal de nuestra profesión en el ámbito de la salud en España.

A pesar del tiempo transcurrido, de la necesidad de regular la formación universitaria en el Espacio Europeo de Educación Superior, de la inseguridad jurídica permanente en la que ejercen su trabajo decenas de miles de psicólogos en España y de las constantes llamadas desde distintas instancias a la puesta en marcha con carácter urgente de este Máster, estamos hoy como al principio. Peor si cabe, pues las últimas sentencias de los tribunales de justicia, como era previsible, advierten que el ejercicio de la Psicología en España no puede considerarse sanitario sin su reconocimiento previo mediante Ley.

Durante todo este tiempo, las organizaciones profesionales y universitarias hemos continuado trabajando desde la responsabilidad para mantener la calidad de los servicios psicológicos en España con los más elevados estándares europeos, mejorando la formación y promoviendo la prestación de servicios de acuerdo al código deontológico más exigente.

Tras casi siete años, el Gobierno todavía no ha dado respuesta al grave perjuicio que esta situación causa a nuestra profesión y a los servicios que reciben nuestros pacientes, lo que impide la mejora de los controles sobre la calidad de la atención psicológica, a la vez que se perjudican las expectativas laborales de miles de estudiantes de Psicología en España.

Ante la inactividad y la falta de compromiso del Gobierno para solucionar este problema no podemos sino sentir traicionada nuestra buena disposición y la colaboración mostrada en este tiempo, y nos vemos obligados a reclamar a partir de este momento el apoyo y la atención de la ciudadanía para derribar las barreras que impiden que en España se ejerza la actividad profesional de la Psicología con las máximas garantías tanto para los prestadores como para los destinatarios de nuestros servicios.

¡¡ Por la aprobación inmediata del Máster Oficial en Psicología de la Salud
con reconocimiento legal de profesión sanitaria !!

¡¡ Por el reconocimiento de los psicólogos y psicólogas como profesionales sanitarios. Por el registro de las consultas de Psicología como centros sanitarios !!

¡¡ Por la calidad y el reconocimiento de la Psicología en España !!
¡¡ Por la salud y el bienestar de todos !!

Gracias por vuestro apoyo.

Octubre de 2010
Consejo General de Colegios Oficiales de Psicología de España
Conferencia de Decanos de Psicología de las Universidades Españolas
Colectivo de Estudiantes de Psicología de España

Sistema familiar y tipos de familias

¿Podemos concebir la familia como un sistema o hay muchos tipos de familias?
Bajo mi punto de vista,  la familia es un sistema ya que es una estructura social de relaciones y vínculos entre los miembros que la componen. El grupo familiar en su totalidad está influido claramente por factores como la cultura, la zona geográfica, el nivel económico, etc. Todos los sistemas externos con los que debe interactuar (como por ejemplo los vecinos, el trabajo o la escuela) afectan a su dinámica (de manera positiva o negativa). Pero es importante destacar que dentro de este sistema existen subsistemas, es decir, individuos diferentes que no pierden su propia identidad por el hecho de pertenecer a ella, sino que conservan determinados aspectos propios y diferentes al resto de los componentes.

La familia debe poseer un conjunto de normas, normalmente establecidas por los padres, que marcan un patrón de conducta determinado a los hijos (que ellos pueden seguir en mayor o menor medida). Estas normas suelen ser estables y actúan de protección ante las fuerzas externas y dando un sentido de pertenencia a sus miembros, pero al mismo tiempo debe ser flexible para poder acomodarse con éxito a distintas circunstancias de la vida y a la propia evolución de la familia.

De esta manera, podemos distinguir distintos tipos de familias según las normas que poseen, pudiéndose distinguir, por ejemplo, entre familias rígidas, sobreprotectoras, permisivas, estables, inestables, centradas en los hijos, etc. Y, como ya hemos comentado antes, estas normas están influidas por las circunstancias de cada familia. También podemos distinguir diferentes tipos de familias basándonos en el criterio de organización familiar y de parentesco: familia nuclear, consanguínea, monoparental, de madre soltera, de padres separados, etc.

En conclusión, la familia es un sistema que lleva una dinámica diferente en cada caso, por lo que distinguimos  tantos tipos como familias en el mundo, lo que también podríamos denominar "tipos de sistemas familiares".

El temperamento del bebé

http://www.hola.com/ninos/2010030413198/ser-madre/temperamento/bebe/1/

La idea principal del texto que os enlazo arriba es que los niños nacen con un carácter determinado que puede ser definido como fácil, difícil o apático siendo más o menos intenso e incluso estar mezclado entre varios. Conocer este temperamento es fundamental para proporcionar una educación adecuada a las características del niño y crear un buen vínculo padres-hijo.

Según el autor, el carácter es en gran parte innato ya que desde recién nacidos se pueden observar grandes diferencias de un bebé a otro y es imposible que haya sido adquirido de forma tan temprana. Pero que sea innato no quiere decir que sea imposible modificarlo, pueden conseguirse algunas mejoras a largo plazo si los padres saben cómo estimular este tipo de carácter determinado de su hijo y potenciar más los rasgos más convenientes y en menor medida los menos deseables. Por lo tanto, los rasgos del carácter, aunque vienen predeterminados, no son estables ya que dependiendo de la actuación de los padres (y otros factores) varían a lo largo del tiempo.

Gracioso ejemplo que nos demuestra que los niños nacen con un determinado carácter (llorón, agresivo, risueño...)

Personalmente, opino que el texto pone de manifiesto las Diferencias Individuales entre personas. Los rasgos del carácter son heredados y pueden observarse desde que los niños son pequeños (por ejemplo: si llora mucho o poco, si le resultan agradables o no las visitas, si protesta o no, etc). Como podemos comprobar, existen diferencias entre individuos de una misma especie (en este caso bebés con temperamento fácil, difícil o apático).

Sin embargo, es importante resaltar que poseer un rasgo psicológico u otro no determina nuestra existencia de manera total, pues, como hemos podido ver en nuestras clases de Genética, el fenotipo (manifestación aparente, externa, observable, medible, etc del genotipo) puede cambiar debido a diversos factores ambientales. Uno de estos factores podría ser la conducta de los padres hacia su hijo; de manera que, aunque no tendrían todo el control sobre la personalidad de su hijo, podrían influir en algunos rasgos y esto es lo que el artículo nos intenta mostrar.

Además, creo que todo esto también refleja parte de las ideas de la Psicología Social, ya que esta rama de la psicología se encarga de estudiar científicamente cómo las personas piensan, se influyen y se relacionan las unas con otras. El concepto de influencia en el tema de padres e hijos es crucial, tanto la influencia de los padres en los hijos como la olvidada influencia de los hijos en los padres (ya que diferentes temperamentos y conductas del hijo no causan la misma reacción en los padres).

Por último, me gustaría aclarar que herencia y entorno son dos perspectivas diferentes, pero en vez de ser contradictorias son complementarias.

El poder de la situación

La Psicología Social explica la conducta de muy diversas maneras. Defiende que la genética no es un factor determinante en el comportamiento, sino que lo que decide la actuación de una persona en un momento determinado es el contexto en que que se encuentra. Esta teoría está avalada por comprobaciones empíricas que ahora procedemos a explicar:

En el experimento de Lewin vimos que la forma de plantear un trabajo (ya sea de manera autoritaria, liberal o democrática) influye sobre la cantidad de trabajo realizado y su motivación para realizarlo, sin importar tanto las cualidades individuales del trabajador. Se comprobó que los líderes democráticos eran los que más influían de manera positiva en el trabajo de los alumnos.

Milgram tenía mucho que decir al respecto: su experimento trataba sobre la obediencia y de cómo podía obligar a personas completamente normales a hacer cosas "malas" como administrar descargas mortales a otra persona al ser presionados por una férrea autoridad.

Estos dos experimentos se hicieron para intentar explicar cómo movimientos como el nazismo habían tenido tanto éxito. En los dos casos, los líderes influían de una manera determinante en el comportamiento del individuo: los cambiaban y lograban que obedecieran órdenes motivados por el contexto.

A este respecto Zimbardo también hizo un planteamiento similar: ¿cómo personas esencialmente buenas pueden actuar de forma mala presionados por el entorno y llegar a situaciones de desindividuación? Éste es el famoso experimento de la cárcel de Stanford. Con unas pautas sencillas, como un uniforme, el comportamiento de los individuos podía variar de una forma asombrosa.

Y levemente relacionado con todo esto está el experimento de Asch, que tenía la hipótesis de que nuestras percepciones pueden ser fácilmente manipuladas por la opinión ajena.

En definitiva, los factores externos al individuo tienen gran importancia en las decisiones sobre su conducta, pudiendo definir su comportamiento como la suma del individuo y sus genes más la influencia de la sociedad, la cual es igual o incluso más relevante.

* Trabajo realizado por: Arturo, Bruno, Laura y Paula (servidora).